Un día de agosto de 2000, el gran Dirigente
Los niños que se divertían tanto tomando el volante se encontraron inesperadamente con el gran Dirigente y lo saludaron en voz alta llenos de felicidad.
El gran Dirigente estuvo mirando por algún momento a los niños y dijo con sonrisa que los niños de esta aldea estarían contentos, que él mismo se sentía muy relajado y agitó cariñosamente la mano largo tiempo. Dijo a los funcionarios que estaba de buen humor como que había visto excelente parque de recreación en esa aldea montañosa en que los niños podían jugar y divertirse a plenitud, y que ese día era uno de los días felices. Y se volvió de nuevo hacia el parque de recreación y agitó la mano hacia los niños.