El 5 de septiembre de 1998 las agencias y las radios del mundo sintonizaban todas sin excepción la radio de Pyongyang.
Se convocó en Pyongyang la primera reunión de la décima legislatura de la Asamblea Popular Suprema de la República Popular Democrática de Corea, donde se suponía la constitución del nuevo directorio estatal y la elección del nuevo presidente de la República en la persona de Kim Jong Il.
De ello nadie sospechaba. Había corresponsales que ya tenían escritos artículos correspondientes según conjeturaban vítores que se oirían en Pyongyang.
Sin embargo, una vez que empezó la emisión de la Agencia Central de Noticias de Corea (ACNC) todo el mundo se quedó extático.
La ATCC emitió la resolución de tener en la persona del difunto Kim Il Sung al presidente perpetuo de la República.
El mundo lo había tomado por símbolo, pero no podía menos de extasiarse sobremanera.
Acto seguido, hubo la constitución del nuevo directorio estatal y Kim Jong Il se quedó con encargarse de la presidencia del Comité de Defensa Nacional que le había confiado Kim Il Sung. Y la referencia a la política se contentó con escuchar el discurso político que éste hizo en la primera reunión de la nona legislatura de la Asamblea Popular Suprema de la RPDC.
Aún difunto, Kim Il Sung gozaba de la confianza y el apoyo absolutos del pueblo para poder seguir en la presidencia eterna de la República.
El mundo no podía menos de asombrarse.
Era rutinario elegir al nuevo mandatario en el acto, a más tardar en dos o tres semanas, después del fallecimiento del jefe del Estado.
De más, aún después de correr cuatro años hubo el acto de elección, donde se le concedió el honor de seguir en la presidencia de la República.
Kim Jong Il dijo en el acto de despedida de julio de 1994: Quiero tener en la presidencia eterna de la RPDC al camarada Kim Il Sung que gozaba de supremo respeto y veneración por haber hecho aportes singulares a la patria y al pueblo, al mundo y a la humanidad. Es mi firme voluntad tenerlo en la presidencia perpetua de la RPDC.