El 5 de septiembre de 1998 las agencias y las radios del mundo sintonizaban todas sin excepción la radio de Pyongyang.
Se convocó en Pyongyang la primera reunión de la décima legislatura de la Asamblea Popular Suprema de la República Popular Democrática de Corea, donde se suponía la constitución del nuevo directorio estatal y la elección del nuevo presidente de la República en la persona de
De ello nadie sospechaba. Había corresponsales que ya tenían escritos artículos correspondientes según conjeturaban vítores que se oirían en Pyongyang.
Sin embargo, una vez que empezó la emisión de la Agencia Central de Noticias de Corea (ACNC) todo el mundo se quedó extático.
La ATCC emitió la resolución de tener en la persona del difunto
El mundo lo había tomado por símbolo, pero no podía menos de extasiarse sobremanera.
Acto seguido, hubo la constitución del nuevo directorio estatal y
Aún difunto,
El mundo no podía menos de asombrarse.
Era rutinario elegir al nuevo mandatario en el acto, a más tardar en dos o tres semanas, después del fallecimiento del jefe del Estado.
De más, aún después de correr cuatro años hubo el acto de elección, donde se le concedió el honor de seguir en la presidencia de la República.