Para ser una teoría perfecta, la concepción de la clase obrera sobre la historia debe aclarar no solamente la legitimidad común de la naturaleza y la sociedad, sino también la inherente al movimiento social.
Este movimiento tiene su inherente legitimidad, porque esto es, en esencia, una actividad del hombre que es ente social dotado de independencia, creatividad y conciencia.
De ahí que la concepción de Juche sobre la historia social consideró como su tarea importante la aclaración de la legitimidad inherente al movimiento social y formuló y sistematizó sus contenidos principales.
Uno de los contenidos importantes es que el sujeto del movimiento social son las masas populares y su carácter esencial es que este es el movimiento independiente, creador y consciente de las masas populares.
Lo importante es que crecen sin cesar las exigencias de independencia y la capacidad creadora de las masas populares y, en consecuencia, se transforma y cambia la sociedad, lo que constituye el legítimo proceso de desarrollo social.