Un día de noviembre de 1936 en el campamento secreto de Komuigol
Observando cada uno de sus artículos él apreció sus gestos.
Les dijo que la unidad es, precisamente, la fuerza y la garantía de la victoria y aseveró: Lo que más temen los enemigos es la unidad de las amplias masas. Si todas ellas, unidas monolíticamente, luchan de manera organizativa contra el imperialismo japonés y sus lacayos, nadie podría detener esta fuerza.
La ayuda sincera del pueblo a la guerrilla le sirve de gran fuerza para aniquilar a los perversos imperialistas japoneses. Es infalible que en un futuro no lejano el imperialismo japonés se arruinará y la revolución triunfará. Pero los enemigos no se arruinan por sí solos. Por eso, toda la nación coreana, unida firmemente en torno de la Asociación para la Restauración de la Patria, debe luchar contra el imperialismo hasta lograr la victoria.