Un día de febrero de 1937 más de 500 efectivos enemigos acercaban sigilosamente al campamento secreto de Hongtoushan cubriéndose en las sábanas blancas y con los fusiles camuflados con la venda.
En aquel entonces en el campamento secreto había solo unos veinte escoltas.
Allí podían observar la situación enemiga como la palma de la mano y golpear a los adversarios que se acercaban y si se retiraban, acorralarlos en la cañada al pie del lomo.
Dio al comandante la instrucción de que retirara a sus hombres en los puestos de vigía para abrirles el camino a los atacantes. Hizo que bajaran el monte por la cresta a la vista de los enemigos y después regresaran por el valle.
Poco después, tan pronto como