El 9 de abril de 2008 el gran Dirigente Kim Jong Il, en su encuentro con los cuadros dirigentes del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, recordó un buen lapso de años gloriosos y difíciles dedicados para el fortalecimiento de las fuerzas armadas revolucionarias y la perfección de la causa revolucionaria de Songun.
En aquel periodo cuando el país sufría graves dificultades Kim Jong Il reforzó al Ejército Popular como invencibles fuerzas revolucionarias élite, priorizó el desarrollo de la industria bélica para consolidar los cimientos materiales y técnicos e incrementó el conjunto del poderío nacional con el apoyo en la capacidad militar potente.
Recorriendo con la vista a los funcionarios llenos de emoción e impresión por el recuerdo de días inolvidables, prosiguió que todos los logros alcanzados eran inimaginables al margen de hazañas indelebles acumuladas por el Líder Kim Il Sung en la lucha por el desarrollo de las fuerzas militares revolucionarias y la industria de defensa nacional, que estas constituían el legado más valioso dejado por el Líder y les servían de una base inapreciable en construir fuerzas revolucionarias más poderosas y ejecutar la política del Songun.